martes, 10 de julio de 2012

FAMILIA - 4º AÑO

CONVIENCIA ARMONIOSA


1. La convivencia

Es vivir en compañía de otro u otros, lo cual permitirá satisfacer necesidades múltiples, tanto espirituales como materiales a través de la interrelación.

En la convivencia familiar lo más importante es la armonía

2. Principios fundamentales de la Convivencia.

ü  El respeto a la vida
ü  El derecho a la libertad
ü  El derecho a la igualdad

3. Requisitos para lograr la convivencia armoniosa.

ü  Práctica de valores en la vida.
ü  Ejercicios de deberes y derechos de los padres e hijos.
ü  Cumplimiento de los roles y funciones de todos sus integrantes.

4. Factores que favorecen la convivencia armoniosa.

  • Afecto y amor
  • Autoestima
  • Respeto y consideración
  • Responsabilidades compartidas
  • Comunicación y atmósfera familiar positiva
  • Vida armoniosa en pareja
  • Responsabilidad familiar
5. La Armonía de la Familia.

Consiste en la integración de sus miembros para el mejor desarrollo de sus integrantes y de ella en su conjunto. Más que todo la armonía depende del respeto que existe entre los padres y los hijos y viceversa. El respeto se basa en: un auténtico afecto y un esfuerzo verdadero por ayudarse y comprenderse los unos a los otros.

6. Clases de  familias de acuerdo a la convivencia familiar.

Cuando una pareja decide unirse, establece pautas de comportamiento en común, así como una serie de normas que les dan un estilo de convivencia propio.

Algunas de estas normas o reglas son explícitas y otras implícitas. En el mejor de los casos las establecen a través de pláticas en las que se ponen de acuerdo para organizarse, definir horarios, disciplina y obligaciones, determinar aspectos que consideran problemáticos y cómo piensan que los pueden resolver, e incluso adelantan la forma en la que educarán a sus hijos.

Ésta es una situación que pocas veces se da en la realidad, lo más común es que estas reglas surjan espontáneamente aportadas por la experiencia que cada uno de los miembros de la pareja ha tenido con su familia de origen y combinadas con las expectativas que desean para su vida en común.

Como cada uno se crio en hogares diferentes que a su vez tuvieron sus propias reglas y modos de organización, los miembros de la pareja piensa que “así es la vida” y lo que ellos vivieron es lo “normal”, por ello actúan conforme a esta convicción y esperan del otro reacciones semejantes a lo que sucedía en su familia.

De esto se desprende que deben negociar y combinar expectativas para convivir juntos, construyendo un estilo familiar propio, con la amalgama de reglas y estilos de ambos cónyuges.

Estas normas de convivencia son muy variadas e incluso cambian conforme el proceso de la vida familiar transcurre a lo largo de la vida, pero en términos generales se puede hablar de cuatro estilos familiares determinados por la forma en que mayormente se aplican:

A. Familias rígidas

Cuando se establecen normas o patrones en forma autoritaria e inflexible. Es común que en estas familias la pareja adopte roles tradicionales, que la autoridad la ejerza el padre (aunque también las hay donde es ejercida por la madre). La comunicación es vertical y está restringida. Los hijos tienen pocas posibilidades de expresión.

B. Familias laxas

Cuando existe el mínimo de normas. En realidad los padres no se preocupan por mantener el control disciplinario de sus hijos y son permisivos en extremo, sin ocuparse de ellos, ni preocuparse por su educación. La mayoría de estas familias tienen lazos afectivos débiles, por lo que suelen buscar satisfacer sus necesidades emocionales fuera del hogar. Existe poca comunicación entre ellos.

C. Familias flexibles

Cuando hay capacidad de aplicar las normas de conductas en forma discriminada según la edad y tipo de situación. Los padres establecen modos de controlar a sus hijos para poder educarlos y encauzarlos, pero son capaces de cambiar las reglas cuando los hijos crecen y adquieren responsabilidad y opinan negociando algunas reglas. La comunicación suele ser horizontal y, según la circunstancia, incluso democrática (el domingo todos pueden opinar sobre la diversión, no así acerca de la distribución del gasto); las reglas pueden ser negociadas por los hijos porque la finalidad no es sancionar, sino educar.

D. Familias caóticas

Se establecen normas sin fundamentación racional y fluctuando de unas a otras, sin ningún orden o expectativa. Es decir: unas veces se establecen normas que incluso son transgredidas por lo propios padres, en otra ocasión no se cumplen o funcionan con base en los estados de ánimo de éstos. Los patrones de comunicación suelen ser ambivalentes y contradictorios, pues muchas veces el padre opina una cosa y la madre otra, por lo que el niño crece sin saber bien a qué atenerse.

7. Padres e hijos necesitan normas

Para tener una convivencia ordenada y respetuosa en la familia, es necesario que existan normas claras y consensuadas entre sus integrantes. Esto se debe a dos razones fundamentales: por un lado, para que los adolescentes no asocien, equivocadamente, las reglas con falta de libertad. Y por otro, para evitar que los padres dejen de disciplinar a sus hijos adolescentes porque suponen que esto solo provocará rebeldía en ellos.

Para fijar las normas, los padres deben ponerse de acuerdo con sus hijos para que estos se sientan respetados, Por otra parte, a medida que los hijos vayan creciendo, deben gozar de más libertad, pero también asumir mayores responsabilidades.

Muchos adolescentes suelen creer que la autoridad paterna es arbitraria, por lo que asumen una actitud crítica -y a veces rebelde- frente a sus padres. En este caso, es necesario que la comprensión y el cariño de los padres se manifiesten junto con la autoridad que ejercen como principales responsables de la familia. Es importante que esta autoridad no se fundamente en la imposición o las amenazas, sino en la capacidad para dialogar y estimular a los hijos a ser responsables de sí mismos y de los demás. Para ello, los padres deben mostrar coherencia entre sus palabras y su conducta.



LA RESPONSABLIDAD EN EL VÍNCULO FAMILIAR


La familia cumple funciones específicas dentro de la sociedad. Se encarga, por ejemplo, del cuidado y la educación de los hijos. Asimismo, establece las reglas y normas de convivencia que permiten a sus integrantes adaptarse a la sociedad. Con esta finalidad, construyen y transmiten a sus miembros sentimientos, valores y formas de ver el mundo.

El rol de los padres Los padres deben preocuparse por fijar límites sin dejar de reconocer y alentar el derecho de sus hijos de tomar sus propias decisiones y resolver sus problemas. Los adolescentes necesitan que sus padres sostengan una serie de límites claros pero flexibles, manteniendo las reglas y los valores familiares importantes. De ese modo, estimulan el desarrollo de sus capacidades para que alcancen la madurez.

Existen dos principios que determinan la efectividad de la fijación de límites:

- Combinar reglas y expectativas con respeto y capacidad de respuesta. El amor y los límites son complementarios, ninguno de los dos es efectivo sin el otro. Los límites deben permitir al adolescente desarrollar y mantener sus propias opiniones y creencias, así como sentir que sus padres escuchan y responden a estos conceptos cuando establecen reglas.

Es aconsejable, igualmente, poner énfasis en que se fijan límites para proteger y guiar, no como castigo o imposición de poder.

- Combinar firmeza con flexibilidad. Si bien algunas reglas deben ser firmes para resguardar la seguridad del adolescente, otras tienen que ser flexibles para permitir que adquiera mayor responsabilidad y desarrolle su capacidad para tomar decisiones. Los adolescentes necesitan la experiencia de negociar reglas y resolver conflictos con sus padres de manera respetuosa, pues esta capacidad los ayudará en la vida adulta.

Los padres y las madres son modelos de identificación que los hijos toman para desarrollar sus propios patrones de conducta. Asimismo, la forma en que se relacionan con sus progenitores influye significativamente en el aprendizaje de habilidades sociales. Las figuras paterna y materna cumplen un papel central en las futuras relaciones que los hijos tendrán con sus amigos, sus parejas y sus futuros hijos.

Roles de género y paternidad

Antiguamente, el papel de los padres y las madres no era el mismo, pues cumplían roles distintos de acuerdo con el género. Mientras que los padres tenían la función de proveer el sustento económico, fijar las normas del hogar e imponer la disciplina, las madres se encargaban de las tareas del hogar y de proporcionar ternura a los hijos.

En la actualidad, las costumbres han cambiado y se considera necesario que los roles en el hogar sean compartidos. Es muy valioso, por ejemplo, que los padres asuman características consideradas antes solo femeninas y brinden ternura y afecto a sus hijos. En el caso de las madres, cada vez es más frecuente que salgan a trabajar para contribuir con el sustento de la familia y que ejerzan la disciplina de los hijos.

En una familia con roles equitativos, los hijos pueden tener una visión más equilibrada de las relaciones entre hombres y mujeres, ya que no existe una división de los roles de género que incentive la dominación, el abuso del poder o la violencia.



LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR

La planificación familiar es el derecho básico de la pareja de decidir el número de hijos que desea tener y el momento oportuno para ello. Debe basarse en valores como la responsabilidad y la libertad, así como en los derechos reproductivos para no incurrir en acciones que atenten contra la vida y la dignidad de las personas.

1. Áreas de la Planificación familiar

A. Salud. Protege la salud de la madre respecto al número y la frecuencia de los nacimientos.

B. Derechos humanos. Promueve la libertad de la pareja para decidir el momento y el número de hijos que desea tener.

C. Control demográfico. Contribuye al crecimiento racional y adecuado de la población de un país y, en general, del mundo.

D. Prevención. Permite prevenir algunos problemas como los embarazos no deseados, abortos, descuido de los hijos, etc.

2. El control de la natalidad

El elemento central de la planificación familiar es el control de la natalidad, que consiste en la regulación voluntaria del número de embarazos mediante diversos métodos, ya sea para impedir la concepción (contracepción) o para favorecerla. La contracepción se diferencia del aborto, pues mientras la primera busca prevenir la fertilización del óvulo por un espermatozoide, el aborto consiste en la interrupción del embarazo.

El uso de métodos contraceptivos o anticonceptivos está ampliamente difundido. No obstante, la decisión de usar algún método anticonceptivo debe asumirse sobre la base de la información veraz, del conocimiento de uno mismo y de acuerdo con los principios éticos respecto a la práctica de la actividad sexual.

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