CONVIENCIA ARMONIOSA
1. La convivencia
Es vivir en compañía de otro
u otros, lo cual permitirá satisfacer necesidades múltiples, tanto espirituales
como materiales a través de la interrelación.
En la convivencia familiar lo más importante es la armonía
2. Principios fundamentales de la Convivencia.
ü El respeto a la vida
ü El derecho a la libertad
ü El derecho a la igualdad
3. Requisitos para lograr la convivencia armoniosa.
ü Práctica de valores en la vida.
ü Ejercicios de deberes y derechos de los padres
e hijos.
ü Cumplimiento de los roles y funciones de todos
sus integrantes.
4. Factores que favorecen la convivencia armoniosa.
- Afecto y
amor
- Autoestima
- Respeto y
consideración
- Responsabilidades
compartidas
- Comunicación
y atmósfera familiar positiva
- Vida
armoniosa en pareja
- Responsabilidad familiar
5. La Armonía de la Familia.
Consiste en la integración de sus miembros para el mejor desarrollo de
sus integrantes y de ella en su conjunto. Más que todo la armonía depende del
respeto que existe entre los padres y los hijos y viceversa. El respeto se basa
en: un auténtico afecto y un esfuerzo verdadero por ayudarse y comprenderse los
unos a los otros.
6. Clases de
familias de acuerdo a la convivencia familiar.
Cuando una pareja decide unirse, establece pautas de
comportamiento en común, así como una serie de normas que les dan un estilo de
convivencia propio.
Algunas de estas normas o reglas son explícitas y otras implícitas. En
el mejor de los casos las establecen a través de pláticas en las que se ponen
de acuerdo para organizarse, definir horarios, disciplina y obligaciones,
determinar aspectos que consideran problemáticos y cómo piensan que los pueden
resolver, e incluso adelantan la forma en la que educarán a sus hijos.
Ésta es una situación que pocas veces se da en la realidad, lo más
común es que estas reglas surjan espontáneamente aportadas por la experiencia
que cada uno de los miembros de la pareja ha tenido con su familia de origen y
combinadas con las expectativas que desean para su vida en común.
Como cada uno se crio en hogares diferentes que a su vez tuvieron sus
propias reglas y modos de organización, los miembros de la pareja piensa que
“así es la vida” y lo que ellos vivieron es lo “normal”, por ello actúan
conforme a esta convicción y esperan del otro reacciones semejantes a lo que
sucedía en su familia.
De esto se desprende que deben negociar y combinar expectativas para
convivir juntos, construyendo un estilo familiar propio, con la amalgama de
reglas y estilos de ambos cónyuges.
Estas normas de convivencia son muy variadas e incluso cambian conforme
el proceso de la vida familiar transcurre a lo largo de la vida, pero en
términos generales se puede hablar de cuatro estilos familiares determinados
por la forma en que mayormente se aplican:
A. Familias rígidas
Cuando se establecen normas o patrones en forma autoritaria e
inflexible. Es común que en estas familias la pareja adopte roles
tradicionales, que la autoridad la ejerza el padre (aunque también las hay
donde es ejercida por la madre). La comunicación es vertical y está
restringida. Los hijos tienen pocas posibilidades de expresión.
B. Familias laxas
Cuando existe el mínimo de normas. En realidad los padres no se
preocupan por mantener el control disciplinario de sus hijos y son permisivos
en extremo, sin ocuparse de ellos, ni preocuparse por su educación. La mayoría
de estas familias tienen lazos afectivos débiles, por lo que suelen buscar
satisfacer sus necesidades emocionales fuera del hogar. Existe poca
comunicación entre ellos.
C. Familias flexibles
Cuando hay capacidad de aplicar las normas de conductas en forma
discriminada según la edad y tipo de situación. Los padres establecen modos de
controlar a sus hijos para poder educarlos y encauzarlos, pero son capaces de
cambiar las reglas cuando los hijos crecen y adquieren responsabilidad y opinan
negociando algunas reglas. La comunicación suele ser horizontal y, según la
circunstancia, incluso democrática (el domingo todos pueden opinar sobre la
diversión, no así acerca de la distribución del gasto); las reglas pueden ser
negociadas por los hijos porque la finalidad no es sancionar, sino educar.
D. Familias caóticas
Se establecen normas sin fundamentación racional y fluctuando de unas a
otras, sin ningún orden o expectativa. Es decir: unas veces se establecen
normas que incluso son transgredidas por lo propios padres, en otra ocasión no
se cumplen o funcionan con base en los estados de ánimo de éstos. Los patrones
de comunicación suelen ser ambivalentes y contradictorios, pues muchas veces el
padre opina una cosa y la madre otra, por lo que el niño crece sin saber bien a
qué atenerse.
7. Padres e hijos necesitan
normas
Para tener una convivencia ordenada y respetuosa en la familia, es
necesario que existan normas claras y consensuadas entre sus integrantes. Esto
se debe a dos razones fundamentales: por un lado, para que los adolescentes no
asocien, equivocadamente, las reglas con falta de libertad. Y por otro, para
evitar que los padres dejen de disciplinar a sus hijos adolescentes porque suponen
que esto solo provocará rebeldía en ellos.
Para fijar las normas, los padres deben ponerse de acuerdo con sus
hijos para que estos se sientan respetados, Por otra parte, a medida que los hijos
vayan creciendo, deben gozar de más libertad, pero también asumir mayores
responsabilidades.
Muchos adolescentes suelen creer que la autoridad paterna es arbitraria,
por lo que asumen una actitud crítica -y a veces rebelde- frente a sus padres.
En este caso, es necesario que la comprensión y el cariño de los padres se
manifiesten junto con la autoridad que ejercen como principales responsables de
la familia. Es importante que esta autoridad no se fundamente en la imposición
o las amenazas, sino en la capacidad para dialogar y estimular a los hijos a
ser responsables de sí mismos y de los demás. Para ello, los padres deben
mostrar coherencia entre sus palabras y su conducta.
LA RESPONSABLIDAD EN EL VÍNCULO
FAMILIAR
La familia cumple funciones específicas dentro de la sociedad. Se
encarga, por ejemplo, del cuidado y la educación de los hijos. Asimismo,
establece las reglas y normas de convivencia que permiten a sus integrantes adaptarse
a la sociedad. Con esta finalidad, construyen y transmiten a sus miembros
sentimientos, valores y formas de ver el mundo.
El rol de los padres Los padres deben preocuparse por fijar límites sin
dejar de reconocer y alentar el derecho de sus hijos de tomar sus propias decisiones
y resolver sus problemas. Los adolescentes necesitan que sus padres sostengan una
serie de límites claros pero flexibles, manteniendo las reglas y los valores
familiares importantes. De ese modo, estimulan el desarrollo de sus capacidades
para que alcancen la madurez.
Existen dos principios que determinan la efectividad de la fijación de límites:
- Combinar reglas y expectativas
con respeto y capacidad de respuesta. El amor y los límites son complementarios, ninguno de los dos es
efectivo sin el otro. Los límites deben permitir al adolescente desarrollar y mantener
sus propias opiniones y creencias, así como sentir que sus padres escuchan y
responden a estos conceptos cuando establecen reglas.
Es aconsejable, igualmente, poner énfasis en que se fijan límites para
proteger y guiar, no como castigo o imposición de poder.
- Combinar firmeza con
flexibilidad. Si bien algunas
reglas deben ser firmes para resguardar la seguridad del adolescente, otras
tienen que ser flexibles para permitir que adquiera mayor responsabilidad y desarrolle
su capacidad para tomar decisiones. Los adolescentes necesitan la experiencia
de negociar reglas y resolver conflictos con sus padres de manera respetuosa, pues
esta capacidad los ayudará en la vida adulta.
Los padres y las madres son modelos de identificación que los hijos
toman para desarrollar sus propios patrones de conducta. Asimismo, la forma en
que se relacionan con sus progenitores influye significativamente en el aprendizaje
de habilidades sociales. Las figuras paterna y materna cumplen un papel central
en las futuras relaciones que los hijos tendrán con sus amigos, sus parejas y
sus futuros hijos.
Roles de género y paternidad
Antiguamente, el papel de los padres y las madres no era el mismo, pues
cumplían roles distintos de acuerdo con el género. Mientras que los padres
tenían la función de proveer el sustento económico, fijar las normas del hogar
e imponer la disciplina, las madres se encargaban de las tareas del hogar y de
proporcionar ternura a los hijos.
En la actualidad, las costumbres han cambiado y se considera necesario
que los roles en el hogar sean compartidos. Es muy valioso, por ejemplo, que
los padres asuman características consideradas antes solo femeninas y brinden
ternura y afecto a sus hijos. En el caso de las madres, cada vez es más
frecuente que salgan a trabajar para contribuir con el sustento de la familia y
que ejerzan la disciplina de los hijos.
En una familia con roles equitativos, los hijos pueden tener una visión
más equilibrada de las relaciones entre hombres y mujeres, ya que no existe una
división de los roles de género que incentive la dominación, el abuso del poder
o la violencia.
LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR
La planificación familiar es el derecho básico de la pareja de decidir
el número de hijos que desea tener y el momento oportuno para ello. Debe
basarse en valores como la responsabilidad y la libertad, así como en los
derechos reproductivos para no incurrir en acciones que atenten contra la vida
y la dignidad de las personas.
1. Áreas de la Planificación
familiar
A. Salud. Protege la salud de la madre respecto al
número y la frecuencia de los nacimientos.
B. Derechos humanos. Promueve la libertad de la pareja para
decidir el momento y el número de hijos que desea tener.
C. Control demográfico. Contribuye al crecimiento racional y adecuado
de la población de un país y, en general, del mundo.
D. Prevención. Permite prevenir algunos problemas como los
embarazos no deseados, abortos, descuido de los hijos, etc.
2. El control de la natalidad
El elemento central de la planificación familiar es el control de la
natalidad, que consiste en la regulación voluntaria del número de embarazos
mediante diversos métodos, ya sea para impedir la concepción (contracepción) o
para favorecerla. La contracepción se diferencia del aborto, pues mientras la
primera busca prevenir la fertilización del óvulo por un espermatozoide, el
aborto consiste en la interrupción del embarazo.
El uso de métodos contraceptivos o anticonceptivos está ampliamente
difundido. No obstante, la decisión de usar algún método anticonceptivo debe
asumirse sobre la base de la información veraz, del conocimiento de uno mismo y
de acuerdo con los principios éticos respecto a la práctica de la actividad
sexual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario