APRENDIZAJE AUTORREGULADO Y COOPERATIVO
Francisco Herrera Clavero
1. Aprendizaje Autorregulado.
Para conseguir vislumbrar que se esconde tras el aprender
a aprender y poder intervenir facilitando y optimizando este proceso,
nuestro propósito fundamental es adentrarnos en lo que creemos la clave del
aprendizaje eficaz, concretamente, en el estudio de los factores cognitivos-metacognitivos
y motivacionales, y su incidencia en el rendimiento académico, ya
que parecen tener una profunda interrelación entre sí y una decisiva
repercusión en la evolución académica y personal de los alumnos, como se
desprende de numerosísimas investigaciones realizadas al respecto.
Especialmente, resaltando la necesidad de partir del conocimiento profundo
del alumno en su contexto, al cual hay que acomodar cualquier iniciativa de
enseñanza, destacando la importancia y la necesidad de hacerlo sentirse
protagonista y constructor de su propio aprendizaje.
Ahora bien, los estudios acerca de los factores
cognitivos-metacognitivos y motivacionales se han abordado de forma conjunta
desde hace relativamente poco tiempo, ya que en un principio fueron analizados
por separado, impidiendo apreciar su alcance y posibilidades. Como
consecuencia, el enfoque conjunto ha dado como resultado la aparición del nuevo
constructo conocido como aprendizaje autorregulado.
Ciertamente, la óptima realización de una tarea
académica no depende exclusivamente de las capacidades de los alumnos; sino,
además, de la motivación que las mueve y de la evaluación que éstos realizan
de ellas, a partir de la información recibida acerca de la efectividad de sus
anteriores realizaciones, especialmente por parte del profesor. Por tanto, al
intentar explicar por qué los alumnos rinden de la forma en que lo hacen, es
imprescindible tener en cuenta sus motivaciones y creencias personales sobre
las capacidades de que disponen para realizar las tareas.
De manera que, por una parte, nos vamos a encontrar
con las variables cognitivas-metacognitivas, en cuanto a la particular forma de
recoger, procesar, asimilar, guardar y recuperar la información para aplicarla
a la solución de problemas (planificación, regulación, evaluación y feedback)
y, por otra, con las variables motivacionales, especialmente de la imagen que
tienen sobre sí mismos (autoconcepto-autoestima-autoeficacia), particularmente
como aprendices, como valoración personal y subjetiva que determina el éxito o
fracaso escolar.
Si bien es cierto que el alumno entra en la escuela
con una motivación y un autoconcepto-autoestima parcialmente establecido, ello
no implica ningún tipo de limitación a la hora de intervenir sobre éstos de
cara a su modificabilidad. Precisamente, el grado de congruencia existente
entre la capacidad real del sujeto y el nivel de la capacidad percibida,
determinará que genere altas o bajas expectativas de éxito en el aprendizaje,
lo cual quiere decir que el rendimiento está mediatizado directamente por las
elaboraciones cognitivas personales. Pero, los determinantes motivacionales
no son exclusivamente los intereses, sino también las expectativas del sujeto y
sus pautas atributivas.
Los modelos motivacionales más recientes destacan que
la motivación está, en gran medida, mediatizada por las percepciones que los
sujetos tienen de sí mismos y de las tareas a las que se ven enfrentados,
postulando que la conducta humana es propositiva e intencional y que está
guiada por la representación de metas, siendo unánimes los acuerdos en que las
metas generales de la conducta de rendimiento son demostrar competencia e
incrementar, o al menos proteger, los sentimientos de valía y autoestima.
En definitiva, la variedad de teorías y modelos
cognitivos de la motivación existentes, hoy día, destacan que las percepciones
sobre uno mismo son determinantes de la conducta de rendimiento. Todas ellas
explicitan las correlaciones entre cogniciones acerca de las causas de los
resultados, creencias de control y eficacia, pensamientos sobre las metas que
se desean alcanzar y las reacciones emocionales que tales cogniciones generan.
Desde tiempos remotos, el objetivo de la educación
siempre ha sido hacer buenos aprendices enseñándoles a aprender; pero, a pesar
de ello, no todos los modelos utilizados a lo largo de la historia lo han
conseguido, de tal manera que las actuales concepciones se centran en que se
consideren responsables y autoconstructores activos de su propia formación.
Puede considerarse autorreguladores a los alumnos en
la medida en que son, cognitiva-metacognitiva, motivacional y conductualmente,
promotores activos de sus propios procesos de aprendizaje.
Cognitiva-metacognitivamente, cuando son capaces de tomar decisiones
que regulan la selección y uso de las diferentes formas de conocimiento:
planificando, organizando, instruyendo, controlando y evaluando.
Motivacionalmente, cuando son capaces de tener gran autoeficacia,
autoatribuciones y gran interés intrínseco en la tarea, destacando un
extraordinario esfuerzo y persistencia durante el aprendizaje.
Conductualmente, cuando son capaces de seleccionar, estructurar y
crear entornos para optimizar el aprendizaje, buscando consejos, información y
lugares donde puedan ver favorecido su aprendizaje.
En suma, un aprendiz efectivo es aquel que llega a ser
consciente de las relaciones funcionales entre sus patrones de pensamiento y
de acción (estrategias) y los resultados socio-ambientales; es decir, cuando
se siente agente de su comportamiento, estando automotivado, usando
estrategias de aprendizaje para lograr resultados académicos deseados,
autodirigiendo la efectividad de su aprendizaje, evaluándolo y
retroalimentándolo.
En general, podemos señalar que los modelos de
aprendizaje autorregulado están integrados por tres elementos básicos: el uso
de estrategias de aprendizaje autorregulado, el compromiso hacia
las metas académicas y las percepciones de autoeficacia sobre la
acción de las destrezas por parte del alumno.
Las estrategias de aprendizaje autorregulado son acciones o procesos dirigidos a la
adquisición de información, lo que supone destrezas que incluyen la
implicación, el propósito y la percepción instrumental del alumno. Su
utilización, además de proporcionarle un conocimiento del estado de su autoeficacia,
aumenta la autorregulación de su funcionamiento personal-individualizado, su
actuación académica y su entorno de aprendizaje. Las estrategias de
aprendizaje autorregulado más significativas son las siguientes:
autoevaluación, organización y transformación, planificación de metas,
búsqueda de información, toma y control de apuntes y notas, estructuración
ambiental (espacio-temporal), autopremonición, ensayo y memorización, búsqueda
de apoyo social entre sus significativos y revisión del material, entre otras.
Las metas académicas pueden variar sustancialmente la naturaleza y el
tiempo de la consecución, tales como: calificaciones, aprobación social,
oportunidad de empleo al finalizar los estudios, etc.
La autoeficacia es la clave determinante del proceso de aprendizaje
autorregulado, referida a las percepciones y creencias que tiene el alumno
respecto a las propias capacidades para organizar y emprender las acciones necesarias
para alcanzar un determinado grado de destreza en la realización de una tarea
específica. La autoeficacia está integrada por tres componentes: el valor del
resultado, la expectativa del resultado y la expectativa de la autoeficacia.
Esta última puede variar atendiendo a tres dimensiones: la magnitud, la
fuerza y la generalización.
Las investigaciones sobre metacognición han
demostrado que los estudiantes eficaces difieren de los ineficaces en la forma
en que autorregulan sus procesos mentales y usan las estrategias de
aprendizaje. Los estudiantes eficaces rinden mejor porque saben cómo dirigir su
pensamiento para alcanzar una meta de aprendizaje propuesta, qué estrategias
utilizar en su adquisición y empleo de los conocimientos, y cómo, dónde y por
qué emplearlas.
Las investigaciones sobre motivación sugieren
que los estudiantes con altas creencias de autoeficacia o competencia, altas
expectativas de éxito, alta motivación intrínseca, que valoran la tarea y
persiguen metas de aprendizaje, es más probable que se impliquen activamente en
el aprendizaje y rindan mejor, por ejemplo, indican que hay numerosas
evidencias de la repercusión de los procesos motivacionales en: a) cómo los
estudiantes emplean sus capacidades existentes y sus conocimientos; b) con qué
eficacia adquieren nuevas capacidades y conocimientos; y c) cómo transfieren
esas capacidades y conocimientos a situaciones nuevas.
2. El Aprendizaje
Cooperativo
El aprendizaje cooperativo o de colaboración es un
proceso en equipo en el cual los miembros se apoyan y confían unos en otros
para alcanzar una meta propuesta. El aula es un excelente lugar para
desarrollar las habilidades de trabajo en equipo que se necesitarán más
adelante en la vida.
A. Principios del aprendizaje
cooperativo
Primer principio: Se debe dar la cooperación en los equipos y en los
grupos con la finalidad de autosuperarse. El objetivo del equipo es que cada
uno de sus miembros mejore su actuación inicial sin necesidad de competir con
otros compañeros/as, ni con otros equipos, sino nada más que por la
satisfacción personal de su mejora. El éxito del equipo depende del éxito
individual de todos sus componentes; el equipo triunfa si, y sólo si, todos sus
miembros avanzan en su aprendizaje y, por lo tanto, paralelamente todo el grupo
progresa.
Segundo principio: Es en la existencia de un aprendizaje individual y de
la evaluación individual. Cada alumno o alumna ha de aprender alguna cosa, ha
de mejorar en su rendimiento inicial; por lo tanto, su rendimiento no se puede
amparar en el rendimiento del equipo; no se pretende, por otro lado, que todos
lleguen a un nivel mínimo determinado, objetivo loable que no hay que
descartar, sino que se pretende que todos progresen en su aprendizaje. Tanto la
evaluación inicial como la final han de ser individuales para poder constatar
el progreso de cada uno de los componentes del grupo.
Tercer principio: Consiste en la concreción de los objetivos que
queremos alcanzar. Al inicio de un tema determinado, cada miembro del equipo ha
de representarse con claridad los objetivos que considera que es capaz de
alcanzar con su capacidad y con la competencia inicial de la que parte; durante
el tema, tiene que comprobar y representar con claridad los cambios que se han
experimentado; y al final de la misma, debe comprobar y representarse con
claridad el progreso individual que cada uno ha alcanzado.
Cuarto principio: Se basa en la igualdad de
oportunidades. Cada miembro contribuye al éxito del equipo si mejora sus
actuaciones anteriores. Si se lo proponen, todos lo pueden hacer, porque no se
les manda que consigan un nivel normativo para todos, sino los objetivos que
cada uno se ha fijado, los que cree que es capaz de conseguir. Por lo tanto, personas
de diferentes niveles tienen las mimas oportunidades de alcanzar éxito para el
equipo.
Quinto principio: Se basa en el protagonismo de los aprendices, ya que
cada uno de ellos o ellas tienen que sentirse protagonistas de sus propios
aprendizajes. Como mínimo, ha de poder concretar los objetivos que se considera
capaz de conseguir, ha de saber en cada momento lo que tiene que hacer y con
qué finalidad lo hace y ha de tener la oportunidad de ver de forma palpable,
poco a poco, y con ayuda de otros cómo construye nuevos conocimientos.
B. Contenido de una ficha
de autoevaluación individual para el alumno.
- Describe la forma en la que se han formado los
grupos:
- Observa los roles que han realizado cada miembro del
equipo: ¿Qué hace y cómo lo hace el coordinador, el secretario, el encargado
del material, el encargado de controlar el tiempo, el trabajo individual …?
- Todos participan: Quién ha participado más
veces…………..……… Quién ha participado menos veces………...... Se han ayudado entre
sí; han practicado la escucha activa, han pedido aclaraciones… han animado a
sus compañeros a expresarse…
- Piensas que al final del proceso todos los
componentes del grupo han comprendido y asimilado el tema, cuántos consideras
que sí … cuántos que no…
- ¿Estás satisfecho del trabajo realizado en el grupo?
¿Lo repetirías otra vez? ¿Lo recomendaría a otros compañeros? ¿Cómo te has
sentido trabajando en el grupo que te ha tocado? ¿Qué cambiarías?
CUESTIONARIO DE APRENDIZAJE
AUTORREGULADO Y APRENDZIZAJE COOPERATIVO
1. ¿Qué es el
aprendizaje autorregulado?
2. ¿Cómo surge
el concepto de aprendizaje autorregulado?
3. ¿De qué
depende la óptima realización de una tarea académica?
4. ¿En qué
consisten las variables
cognitivas-metacognitivas?
5. ¿En qué
consisten las variables motivacionales?
6. ¿A quiénes se
consideran alumnos autorreguladores?
7. ¿Cuáles son
los tres elementos básicos de los modelos de aprendizaje autorregulado?
8. ¿Qué son las
estrategias de aprendizaje autorregulado?
9. ¿Cuáles son las
estrategias de aprendizaje autorregulado?
10. ¿Cuál es y
en qué consiste la clave determinante del proceso de aprendizaje autorregulado?
11. ¿Cuáles son
los componentes que integran la autoeficacia?
12. ¿Por qué
rinden mejor los estudiantes eficaces?
13. ¿Qué es el
aprendizaje cooperativo?
14. Realicen una
síntesis de los principios del aprendizaje cooperativo.
15. ¿Cuál es la relación
existente entre el aprendizaje autorregulado y el aprendizaje cooperativo?
16. Elaboren
tres argumentos para destacar la importancia del aprendizaje autorregulado.
17. ¿Cuál es la importancia del aprendizaje cooperativo?